UNA MUJER FINLANDESA EN AMÉRICA LATINA? A VECES APESTA.
He estado en este continente por 16 meses ya y durante este tiempo, he luchado a menudo con mi condición de mujer finlandesa en América latina. Hay cosas que vez tras vez me molestan sobremanera y hay otras cosas que probablemente nunca llegare a entender o aceptar, habiendo crecido en Europa del norte — la cuna de la democracia y de la igualdad de género.
Algunas de las cosas que me entristecen o me enojan están directamente relacionadas con mi procedencia finlandesa. Como norte europea, muchas veces me enfrento a los estereotipos relacionados a la parte del mundo de donde vengo. Un lugar espléndido donde no existen los problemas, verdad? Pero otras veces las cosas están en mi cabeza: aunque he vivido diferentes realidades en tres continentes, hay cosas que nunca voy a ser capaz de aceptar verdaderamente.
Y otras cosas están relacionadas con mi condición de mujer. Las culturas latinoamericanas están dirigidas por hombres y se nota. Las mujeres simplemente no son vistas como iguales, y aunque no me molestan los roles de género en algunas cosas, nunca voy a entender que una persona sea tratada como inferior o de forma irrespetuosa por el solo hecho de no tener un pito entre sus piernas. Y tampoco jamás podré entender la cantidad de incestos y femicidios que ocurren aquí.
Y cuando estas dos condiciones se combinan, ser finlandesa y mujer en América latina, es donde realmente sobresalen en todo su esplendor, las diferencias culturales. Nunca pensé que no habría diferencias y no se me aparecieron de la noche a la mañana, pero estas 10 situaciones me siguen molestando cada vez que se presentan. Especialmente en estos momentos, que cuando por una razón u otra, siento que soy otra vez, solamente esa mujer finlandesa en América latina.
1. Rubia…tssst tssst!!!
En latinoamérica, siempre seré considerada una rubia. Eso significa que cuando hay hombres alrededor, es altamente probable escuchar un sonido como cuando se llama a un gato “tsssst tsssst, rubia” cuando paso frente a ellos. Nunca me confunden con alguien del lugar, pero a menudo si me confunden con una puta. Pareciera que ser rubia inmediatamente les habilita a preguntarme por sexo pago, todo porque tengo el pelo más claro que las mujeres del lugar y eso parece ser algo exótico.
2. No estamos en Europa
Viniendo de Europa, los lugareños a veces piensan que no tenemos ningún instinto de autopreservación o sabiduría callejera con respecto a nada. No importa lo mucho que hayas viajado o la cantidad de realidades diferentes que hayas vivido hasta el momento, siempre serás advertido con frases como: “Esto no es Europa”. Primero que nada, también hay pobreza y crimen en Europa, pero más importante, cuando vienes a América latina, ya sabes que debes ser precavido.
3. Nunca podré entender la corrupción
De acuerdo a las estadísticas, Finlandia es uno de los países menos corruptos en el mundo. Aunque hay corrupción, nunca voy a entender completamente lo que se siente vivir en un país donde simplemente no tienes poder de decisión en nada. Donde los votos son comprados y las leyes cambiadas ilegalmente. (Como ocurre en Paraguay en este momento.) Nunca sabré lo que se siente perder totalmente la fe en la democracia y en una sociedad más justa. Simplemente no he crecido en una realidad como esta.
4. Las mujeres europeas son vistas como “libres”
Este es uno de los estereotipos que más detesto. “Libre” en América latina equivale a sexualmente perdida que equivale a “fácil” que equivale a puta. Nosotras las europeas somos vistas como liberales (espíritus libres), que para los hombres latinos parece significar que estamos listas para tener sexo con cualquiera. Aunque no somos católicas y tal vez tenemos una visión más liberal en lo que se refiere a relaciones sexuales en teoría, no significa que lo aplicamos en nosotras mismas. Un recordatorio para todos los hombres, las europeas del norte detestan especialmente ser tratadas como objetos idiotas.
5. Tengo sentimientos
Decidida = obstinada = obsesiva. Algunas veces las características de mi personalidad me llevan a hacer cosas grandiosas ( como pedalear a través de un continente), otras veces me hacen desesperar. Al ser vista como una mujer Europea libre de espíritu, no es la primera vez que noto que mis sentimientos de ira, enojo, afecto o cualquier otro, son tomados con sorpresa por los lugareños — tanto por las mujeres como por los hombres. Por supuesto que ser “viajera” también suma. A veces parece que no deberia sentir nada más que la alegría de andar en bici.
6. Nadie dice lo que piensa
Como norteña, detesto la omisión y no entiendo a la gente que no dice lo que piensa. Frases como: “me gustaría escuchar sobre tus viajes” que en realidad quieren decir “quiero sexo”, o “me gustaría ayudarte” que también quieren decir “quiero sexo”, están dentro de la lista de cosas que no entiendo. Si estas interesado en alguien, porque simplemente no lo invitas a salir? Y si lo haces, sabe que cuando una mujer Europea acepta salir con un hombre Latino, no es una promesa de sexo. Y cuando te aburras, simplemente dilo.
7. No puedo fingir “buena onda”
Como mujer finlandesa, no soy capaz de esconder o disimular cuando me siento mal. No importa cuanto lo intente, simplemente no puedo hacerlo. No puedo escuchar samba y olvidarme de todos mis problemas. Cuando algo me molesta, necesito decirlo. Cuando no estoy feliz, lo demuestro. Necesito sacarlo, hablar de lo que me molesta con total honestidad y después seguir adelante. Pero eso no es buena onda, no es cool en países donde se busca la felicidad colectiva.
8. Soy finlandesa = Soy rica
Finlandia es un país rico, lo que significa que también es un pais caro. Pero debido a nuestro sistema de impuestos, no encontrarás gente excesivamente rica como aquí en latinoamérica. Sin embargo, los latinoamericanos siempre pensaran que estas lleno de plata, aunque nunca hayas tenido un trabajo permanente. No importa si eres una ciclista que trabaja durante su viaje, serás la gringa con plata.
9. La gente no respeta las relaciones
Este ítem esta directamente relacionado con no decir lo que pensamos. Personalmente detesto cuando hombres casados o novios tratan de conquistarme, en cualquier parte del mundo. También me molesta cuando decir “estoy casado”, “tengo pareja” o ” no estoy interesada” no significan nada en absoluto. Nunca voy a entender cual es el punto de estar en una “relación cerrada” y mentir, si sientes la necesidad de estar con otras personas, ten algo de integridad y sugierele una relación abierta a tu pareja.
10. Nunca seré una lugareña
Esta es una de las que particularmente me duelen. Siempre seré vista como la de afuera, la Europea, la viajera. La libre. La rica. La extranjera. Nunca seré completamente parte de una comunidad local. Aunque esto es en parte cierto, generalmente apesta. Por qué? Porque a veces, incluso una mujer finlandesa, se siente en casa en algunos ambientes latinoamericanos. Y de repente, de la nada, te recuerdan que no. Ahí es tiempo de dejarlo ir.
NOTA: hace un tiempo, circulaba un mensaje en los muros de facebook de las mujeres locales que decía: Nunca confundas mi educación y simpatía con libertad! Me molestó bastante, ya que el mensaje confundía el término libertad con estar abierto para tener sexo. Comenté en esos post que las mujeres están haciendose daño a si mismas confundiendo esta terminología.
Traducido por Mónica Dabalá del artículo original A FINNISH WOMAN IN LATIN AMERICA? SOMETIMES IT SUCKS.
Hola te mando un beso en la boca. Queria preguntarte si te gusta el heavy metal y mi sueño es ir a vivir a finlandia soy de argentina si venis por aqui tene mucho cuidado hay mucha violencia y hay redes de secuestro ten mucho cuiadado con eso en latinoamerica chau suerte me llamo jeronimo
Esto es exactamente un ejemplo de lo irrespetuoso che pueden ser los hombres en su continente. Y cuando uno comenta, puede también leer el artículo. Así usted también se da cuenta que he vivido dos años en Latinoamérica.