Viajar es maravilloso. Cuando viajas experimentas cosas únicas, conoces gente alucinante, ves paisajes que te dejan sin aliento. Cada uno tiene sus razones para viajar y todas ellas son válidas. Aunque mis razones personales son llegar a conocer otras culturas, lenguajes y personas, no evito deliberadamente a otros viajeros en el camino. Aun así, hay algo sobre estos encuentros que experimento una y otra vez: el síndrome del viajero competitivo.
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